Las cajas de empalme son dispositivos que permiten conectar varios cables eléctricos entre sí, de forma segura y ordenada. Se utilizan para distribuir la corriente eléctrica en diferentes circuitos o para prolongar la longitud de los cables. Existen diferentes tipos de cajas de empalme, según el lugar donde se instalen y el nivel de protección que ofrezcan.
Las cajas de empalme de superficie se colocan sobre la pared o el techo, y son visibles. Son más fáciles de instalar y modificar, pero también más vulnerables a los golpes o daños externos. Las cajas de empalme empotradas se ocultan dentro de la pared o el techo, y solo se ven las tapas. Son más estéticas y resistentes, pero también más difíciles de acceder y cambiar.
Las cajas de empalme también se clasifican según el grado de protección que tienen frente a agentes externos, como el agua, el polvo o los impactos. Este grado se indica con un código IP, que consta de dos cifras. La primera cifra indica el nivel de protección contra el polvo y los objetos sólidos, y va del 0 al 6. La segunda cifra indica el nivel de protección contra el agua y los líquidos, y va del 0 al 8. Por ejemplo, una caja de empalme con código IP65 es totalmente estanca al polvo y puede resistir chorros de agua.
Las cajas de empalme son un elemento esencial en cualquier instalación eléctrica, ya que facilitan la conexión y distribución de los cables, y permiten realizar modificaciones o reparaciones de forma sencilla y segura. Es importante elegir la caja de empalme adecuada para cada caso, y realizar las conexiones correctamente, siguiendo las indicaciones del fabricante y las normas de seguridad.